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Tres minutos "cortados" de BB King

<strong>Tres minutos &quot;cortados&quot; de BB King </strong> El tratamiento a los medios de comunicación por parte de algunos "grandes" artistas, está llegando a límites insospechados.La prensa, especialmente fotógrafos y cámaras de televisión, son simplemente, el enemigo. Veamos: 3,19 minutos (separados en dos tandas) es lo que pemitió grabar para las cámaras de televisión acreditadas el mánager de B.B. King en el BB King Blues Festival (una canción para los fotógrafos). Eso sí, tuvieron el detalle de permitir que se grabase completa la canción con Raimundo Amador, en la que el rey del blues negro, BB King, sólo ejecuta unos mínimos acordes (era el final del concierto y casi toda la prensa se había marchado). El resto de los mánagers de los artistas participantes en el BB King Blues Festival, no fueron más espléndidos, Shemkia Copeland, permitió dos canciones porque en la primera fallaron las conexiones de sonido; Dr. John permitió una canción, que fue cortada directamente por los mánagers en la mesa de sonido a falta de 30 segundos para finalizar. Pero las exigencias en el caso de BB. King se suman a los anales del tratamiento como borregos de los periodistas gráficos, especialmente los de televisión.
Esta fue la situación vivida en el BB. King Blues Festival: Los redactores gráficos, ubicados junto a la mesa de sonido, tenían que tener las cámaras en el suelo. A una orden directa del encargado de turno (por exigencia del tourmanager) subían la cámara al trípode. Una orden más para encenderla (todos al unísono mientras el show del rey del blues ya había comenzado); otra orden para enfocar y hacer balances. Una orden más para poder accionar el botón de grabación. Una penúltima orden para dejar de grabar antes de que terminase la canción, sólo 1,79 minutos después de comenzar la grabación y cuando tras las presentaciones y los "good night" quedaban 35 segundos de canción. La historia se repite unos mínutos después. Antes de que terminase el tema, (1,4 minutos después de comenzar) la mesa de sonido corta el suministro y la orden, en ese momento, es de bajar las cámaras de los trípodes. Mientras tanto entre el púlico se suceden los flashes, e incluso las grabaciones piratas de verdad. -"Joder, vaya cámara, con eso si que habrás grabado bien"- dice un chico al cámara de televisión al salir del concierto. - "Bien, pero muy poco", dice el redactor gráfico. La respuesta fue la ginda de la noche. -"Pues yo lo he grabado casi entero", dice el chaval mostrando una pequeña cámara con la calidad suficiente para poder piratear el concierto. Parece ser que los grandes artistas prefieren a los piratas antes que a los profesionales de la comunicación.
¿Dónde está el respeto a la profesionalidad de los redactores gráficos? Decirles de antemano que sólo podrán grabar tres minutos, que se cortan en dos periodos a voluntad del tourmanager, ya es un atentado a la libertad de información. Cuando se les corta un tema a falta de 30 segundos es, ni más ni menos, un desprecio a los medios de comunicación, y cuando se les trata a órdenes de cuartel, es una ofensa directa a quienes, en todos los casos presentes en el Palacio de Deportes de Granada, difunden la existencia de estos eventos de forma totalmente gratuita.

Recuerdo una frase de Macaco (junio 2004) "Lo que yo quiero es que se nos vea y se nos esuche. Cuanto más mejor. No vamos a tomar esas posiciones de artista tiquismiquis que se niegan a entender que la difusión es la clave para el éxito".

Por Juan Enrique Gómez

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